Día de la Madre: Ser visibles todo el año
Este Día de la Madre, desde la Asociación Yo No Renuncio alzamos la voz más fuerte que nunca. Porque en el año que cumplimos diez años de lucha por la conciliación, queremos recordar que las madres no solo merecemos ser reconocidas un día: queremos ser visibles todo el año.
No queremos tener que elegir entre nuestro futuro profesional y cuidar de nuestras hijas e hijos. No queremos seguir renunciando. Queremos frenar la gran renuncia de las madres.
¿ A qué renunciamos las madres?
- Renunciamos a nuestra carrera profesional y a nuestro salario.
- Renunciamos a nuestro tiempo propio y a nuestra salud mental.
- Renunciamos a tener más hijos e hijas.
- Renunciamos a nuestra progresión laboral y a nuestros sueños.
6 de cada 10 mujeres ven frenada su trayectoria profesional tras ser madres.
7 de cada 10 tendrían más hijos si contaran con medidas reales de conciliación.
La conciliación no existe: sobrevivimos a base de recursos propios y renuncias. Esto no puede seguir siendo un asunto privado. Es una cuestión de Estado.
El coste invisible de ser madre
La falta de políticas públicas de conciliación tiene un triple impacto:
- El coste económico, el empobrecimiento de las personas que cuidan, mayoritariamente mujeres, y brecha salarial de género.
- El coste emocional, que se traduce en la carga mental, pérdida de identidad y salud mental dañada.
- Coste social, con la caída de la natalidad y falta de reemplazo poblacional.
Mientras tanto, la conciliación le sale gratis a las Administraciones Públicas. El coste lo pagamos las madres.
Nuestras propuestas legislativas para frenar la renuncia
Desde la Asociación Yo No Renuncio proponemos medidas concretas, como:
- Reducción de jornada sin pérdida salarial para cuidar.
- Permiso parental de 8 semanas retribuido.
- Ampliación de permisos por nacimiento hasta 24 semanas.
- Flexibilidad real en la reincorporación laboral.
- Reconocimiento de incapacidad temporal tras el parto.
- Aceptación obligatoria de la adaptación de jornada laboral.
Porque sin conciliación, no hay futuro.
Urge un compromiso político firme y decidido para proteger a las madres, reconocer su labor y garantizar su derecho a trabajar y a cuidar con dignidad.