Familias monoparentales, cuidados y conciliación

Vamos a empezar por el principio: datos.

            – En España hay ya casi 2.000.000 de hogares monoparentales, es decir,     formados por una persona adulta y sus criaturas. Según datos del INE.

            – De estos hogares, más del 80% están encabezadas por UNA MUJER.

            – Del total de monoparentales, un 40% está compuesto por una persona adulta    divorciada o separada. Un 40% está formado por personas viudas y el resto,  un      20%, por mujeres que deciden ser madres solteras. Datos aproximados.

            – Desde el año 2013, el número de familias monoparentales no ha parado de        subir considerablemente según se extrae de los propios datos del INE.

De estos datos introductorios, podemos extraer que este modelo de familia EN ALZA merece más atención por parte del legislador y es un modelo que requiere con urgencia un Marco Único, específico y protector puesto que no solo vive en su día a día con cualquier tipo de especialidad que se pueda dar en cualquier otro modelo de familia (discapacidad, enfermedades, desempleo, etc) sino que además tiene una especificidad: es sostenida en todos los sentidos (no solo económico) por una sola persona adulta, que como hemos visto en los datos, es en la mayor parte de los casos, una mujer.

Podéis leer en este artículo que publicamos en su momento de una de las grandes luchas que por una parte de las familias monoparentales (las familias formadas por madres solteras) se está llevando a cabo: que se les permita acumular al permiso de nacimiento de 16 semanas que ya tienen si cumplen con los requisitos exigidos para ello , las otras 16 que se darían en el caso de estar ante una familia biparental.

Cierto es que una parte de las familias monoparentales, lo son por «cierta voluntariedad». Pero ojo con el mito de la libertad de elección porque daña enormemente modelos de vida no convencionales con argumentos que jamás se aplicarían para otras familias tradicionales, digamos.

El caso es que este modelo de familia está en auge, es innegable. Y eso, en un contexto social en el que natalidad está por los suelos, hay que valorarlo, protegerlo y potenciarlo. Y para ello, se requiere como decíamos de un marco protector específico, transversal y único que atienda necesidades económicas, habitacionales, sociales, educativas, laborales etc de estas madres. Hablar de monoparentalidad es hablar de MUJERES E INFANCIA. Porque es precisamente esta falta de marco jurídico protector lo que empobrece a estas mujeres y a sus criaturas. Los hogares monoparentales no son pobres, los empobrece el sistema.

En el post de hoy me quiero centrar en otro punto clave para estas familias: ¿cómo concilian estas madres? ¿cómo criar a tus criaturas con los horarios imposibles de las empresas y la falta de corresponsabilidad social?.

La guerra judicial de estas mujeres para poder adaptar sus jornadas (puesto que la reducción no suele ser una opción por no poder permitirse pérdida salarial al ser la única proveedora familiar) es agotadora. La adaptación de jornada ya se ha sostenido además por reiterada jurisprudencia como prioritaria a cualquier otra opción como pudiera ser la reducción de la misma desde un claro enfoque de género y con la intención de que las mujeres madres que tienen que cuidar de sus hijos y/o hijas no se vean perjudicadas por ello, o más bien, no se vean “castigadas” por razón de su maternidad.

Una reducción de jornada conlleva no solo una merma económica que puede suponer una mayor dependencia de terceros sino que en la práctica a veces conlleva un freno a la hora, por ejemplo, de promocionar provocando la conocida brecha salarial y los llamados techos de cristal. Pues si a esto unimos que de lo que hablamos es de una madre que cría a solas, la complejidad aumenta exponencialmente.

Y no solo esto. Encontramos más contextos, y yo lo sé porque trabajo para ellas, tenemos mujeres madres solteras y por ejemplo, migrantes, cuya situación es realmente angustiosa no porque les falte valía y aptitudes profesionales sino porque sus empresas en las que tienen antigüedad de hasta 10 años, las fuerzan a litigar por adaptar sus jornadas cuando conocen perfectamente que dichas mujeres no cuentan con apoyo familiar directo que pueda ayudar, por ser extranjeras. Mujeres que nunca antes tuvieron problemas, que fueron rentables, que son managers, con equipo a cargo, una vez se convierten en madres son apartadas al solicitar una adaptación posiblemente mayor que la que pueda pedir una madre que cuenta con un segundo progenitor.

Sin embargo, y por suerte a pesar de que el legislador lleva retraso y tiene una gran deuda con estas familias, la Justicia cada vez más está dando la razón a las familias monoparentales a la hora de litigar por adaptar su jornada.  Como prueba de ello, me gustaría comentar aquí una sentencia muy reciente del Tribunal Superior de Castilla y León del 8 de abril (STSJ CL 1421/2024), que falla a favor de una madre monoparental tras el recurso interpuesto por la empresa contra la sentencia del Juzgado de lo Social que ya le había dado la razón a la mujer en primera instancia.

            Dicha Sentencia del TSJ vuelve a insistir en que la negativa o limitación empresarial al disfrute del derecho a la conciliación laboral y familiar solo puede basarse en razones justificadas que habrán de ser acreditadas. En este caso, la mujer pretendía fijar su horario laboral de lunes a viernes por las mañanas, evitando sábados, porque en este día no hay escuelas infantiles asumibles y los cuidados privados suelen suponer un alto coste para todas las familias, más si cabe si solo tenemos a una única adulta proveedora. Cito literalmente de la misma:

«La fijación de mañana de la jornada reducida de lunes a viernes permite la atención al cuidado de hijo menor por ser tal el horario escolar, y dada la condición de familia monoparental la de la trabajadora y se han de tener en cuenta las circunstancias del caso enjuiciado y los derechos e intereses en juego, pues el derecho a la conciliación familiar y personal ha conducido a la estimación de la demanda en la sentencia que aquí se recurre sin que quepa considerar infringida la norma pues aunque el recurrente insista en que no se ha justificado la necesidad del sábado para el cuidado del menor la magistrada razona que no hay guardería sin que la alegación de que una abre previa petición justifique la posición de la empresa, pues no constan razones organizativas que impidan el ejercicio del derecho reconocido…»

           

Tenemos claro que la solución pasaría por una conciencia real de lo que supone el concepto de corresponsabilidad y lo que supone proteger los cuidados y la maternidad, pero hasta que ello sea una realidad, sentencias como estas suplen la falta de ambición legislativa, la ignorancia empresarial y la pasividad social. Es un claro ejemplo de que es el trabajo productivo el que se tiene que adaptar al trabajo reproductivo y de cuidados, más en casos especialmente complejos como es el de la monoparentalidad.

Y este es el camino a seguir. No hay manera de frenar el avance y el auge de un modelo familiar cada vez más habitual ya sea por elección, por divorcio o por viudedad. Las criaturas que viven en este modelo de familia tienen que mantener su derecho al cuidado intacto y en plena igualdad con las niñas y los niños de familias biparentales y por supuesto, las madres monoparentales no pueden verse aún más discriminadas por su modelo de familia.

Seguiremos trabajando desde la Asociación Yo No Renuncio junto con asociaciones de familias monoparentales, por ejemplo, con Madres Solteras por Elección, para conseguir sentencias a favor siempre y por encima de todo, de la infancia y que ello cambie el modelo económico-empresarial y fuerce avances legislativos que mejoren las vidas de todas las personas y no solo las de unas cuantas. Es una cuestión de derechos fundamentales. La infancia no puede verse discriminada por el modelo de familia en que ha nacido y las mujeres no se pueden ver aún más agraviadas por criar a solas. El concepto de corresponsabilidad social en la crianza es absolutamente desconocido por la mayoría de la sociedad tristemente, pero es que hay modelos de familias como las monoparentales que sufren aún más esta ignorancia.

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